No hay segunda ola en Reino Unido como quieren hacer ver los medios de masas. Este rebrote que quieren achacar a una supuesta «segunda cepa» del coronavirus Covid-19 que se abría originado en Inglaterra, en caso de que exista y no sea otro engaño plandémico, es tan inofensivo que los ingleses se pasean en la calle con total normalidad: sin pedir permiso, sin usar bozal ni cumplir con protocolos sanitarios.
La cepa extraña inglesa de Covid 19 se habría originado debido a los efectos adversos graves que provocó la vacuna contra la Covid 19 en cerca del 3% de los receptores de esta inoculación, según denunció el destacado periodista e investigador británico Vernom Colleman en un corto video en su canal en Brandnewtube.com y su página web.
Los efectos segundarios de la vacuna contra el «virus Covid-19» son fáciles de achacar a una supuesta nueva cepa del mismo «virus» según el país, localidad y la(s) vacuna(s) aplicada(s) en la población. A medida que transcurre la plandemia los «científicos» de línea oficialista, que no son censurados como los otros, junto a los políticos y los medios de masa cómplices descubren y proclaman, según les convenga, nuevas formas, y mecanismos de acción del virus en sus nuevas cepas para «contagiar» y causar nuevos síntomas que antes no se achacaban al virus. Estas «nuevas cepas» se dice que son distintas del Covid-19 original en parte de su ADN pero siguen que siguen COVID-19 a la vez.
El Covid 19 no ha sido aislado ni secuenciado en su genoma como entidad viral natural como tal, por lo que las posibilidades de encontrar nuevas cepas son inacabables lo que le facilita a los científicos, médicos, políticos y los medios de la línea plandémica oficial achacar a las nuevas cepas todos los efectos secundarios leves y graves ocasionados por la vacuna contra el virus que es lo que sucedió en Inglaterra.